Coaching
ejecutivo, ontológico, directivo, político, dirigencial, deportivo, experto, de
acción, personal, de grupo, corporativo, asociativo, vivencial, inverso, reverso,
etc.
En los dos primeros post de esta serie tratamos de
dejar claro cuál es el fundamento del coaching y los aspectos más importantes a
tomar en cuenta. La persona como eje central (criterio de aproximación) y sus
actividades particulares (criterio de despliegue).
Todos nosotros somos susceptibles de ser
instruidos, entrenados, formados. Desde la perspectiva del coaching el
conocimiento pasa por el descubrimiento, “desde adentro”, de la realidad que
nos rodea y de nuestra propia realidad y así tomando consciencia de quién soy y
de donde estoy me preparo, proyecto y despliego consecuente y responsablemente aquello que descubro.
Para crear un marco referencial que nos permita
entender qué sucede con la práctica del coaching actual tomaré como base el
análisis que hace Stephen Covey[1] sobre
la realidad con respecto al desarrollo personal y el éxito.
Según Covey hasta inicios del siglo existía una
aproximación desde la ética del carácter,
es decir, desde principios fundamentales; integridad, fidelidad, coraje,
compasión, responsabilidad, justicia, etc. , eran los pilares sobre los cuales
se forjaba el éxito de la persona,
por lo tanto los responsables de la formación/entrenamiento tomaban en cuenta
todos estos aspectos.
Por distintas razones esta aproximación cambió
hacia la ética de la personalidad ,
basada en técnicas. Técnicas para verse bien, hablar mejor, liderar, dirigir
grupos, impactar, manipular, persuadir; el carácter pasó a un segundo plano y parecer
se volvió más importante que ser.
Los principios no cambian, las técnicas si cambian.
Las técnicas no son malas por sí mismas pero deben estar subordinadas a una
base de principios sólidos y que promuevan el desarrollo humano integral.
La practica actual del coaching debe ser una
práctica basada en la ética del carácter y buscar descubrir y desarrollar esos
aspectos principales de nuestra humanidad.
Sea
usted coach ó coachee ó un interesado en el tema tome en cuenta estas recomendaciones
que a continuación le doy para que, independientemente de su punto de
observación, sepa hacer y/o reconocer
una práctica adecuada:
-
El fundamento del
coaching es la persona. No es la técnica. Cualquier otra aproximación que se aleje de esta
afirmación lo llevará a usted de paseo por cualquier lado.
-
El coaching no es
sicología. Es una práctica que utiliza el método mayéutico y se apoya en otras
disciplinas para descubrir y desarrollar lo mejor de cada persona. Dárselas de
sicólogo sin serlo es una gran irresponsabilidad. La sicología aporta mucho al
coaching pero no desde una perspectiva terapéutica. Si un sicólogo quiere hacer
coaching debe, mandatoriamente, separar las cosas.
-
El coach debe
aproximarse desde la ética del carácter. Sin esto todo lo demás será un
andamiaje sin fundamento destinado a desplomarse, tarde o temprano.
-
Toda técnica utilizada
y compartida debe estar siempre subordinada a una escala de principios y
valores previamente bien establecidos.
-
Este es un
proceso dinámico de descubrimiento y desarrollo, no tenga miedo de descubrir y crear nuevas técnicas o aprender
algunas antiguas, si usted está sólido en sus bases nada le va a pasar. Sabrá
discernir.
-
Consciencia y…
-
RESPONSABILIDAD!.
Nos vemos en el próximo post: Serie: Los aportes de la economía conductual al
proceso de coaching
1 “Los Siete Hábitos de la Gente Altamente Eficiente”,
S. Covey
2 La foto escogida para este blog podría herir alguna susceptibilidad, debo decir que si uno no es responsable y consciente de lo que sabe y no sabe, de lo que debe o no debe hacer, de lo que puede y no puede hacer y además de que está tratando con una PERSONA cuyas esperanzas a puesto en sus manos usted podría hacer o sufrir mucho daño.
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