Este
es uno de los conceptos que encuentro más interesante dentro de lo que se
conoce como la Teoría de las Restricciones (Theory of Constrains – TOC) desarrollada por el Dr. Eliyahu Goldratt.
La
TOC se basa en el supuesto de que cualquier sistema, no importa cuan complejo
parezca, es gobernado por pocos elementos. Identificar las restricciones del
sistema y gestionarlas adecuadamente produce resultados rápidamente y fomenta
la harmonía a través de todo el sistema.
Es una visión sistémica que aborda los problemas desde la lógica del
sentido común.
“Si
nos sumergimos lo suficiente (en el problema) encontraremos que hay pocos
elementos en la base, las raíces de la causa, las cuales a través de las
conexiones causa-efecto gobiernan todo el sistema. El resultado de aplicar
sistemáticamente la pregunta – porqué? – no es una enorme complejidad sino mas
bien maravillosa simplicidad”.Dr. Eliyahu Goldratt, The Choice. Todos los
problemas son, inherentemente, simples de resolver.
En
cualquier proceso de coaching se establece una meta y se traza un
camino-proyecto para llegar a ella. La razón de ser de ese camino es la propia
meta y la razón de ser de la meta es la base de todo el proceso-sistema. Hay
metas fáciles de definir y otras aparentemente muy complejas, igual pasa con
los proyectos, algunos sencillos otros complejos, variando de persona en
persona, contextos, coyunturas particulares, estructuras, etc.
Un
ejemplo simple para meternos un poco más en el concepto. ¿Cuántas veces le ha
pasado que ha tenido que enfrentar una tarea o reto nuevo que le resultaba muy
complejo en un principio y luego pudo dominar y hoy le parece la cosa más
simple del mundo?. Incluso podría molestarle que a alguien le parezca difícil
semejante tarea o reto. Desde aprender a manejar un automóvil hasta asumir una
gerencia de gran responsabilidad. Ser esposo/a, padre/madre, hijo/a en momentos
difíciles.
¿Podría
alguno de ustedes, amigos lectores, predecir con aceptable precisión el
movimiento de los planetas del sistema solar?. Qué tarea tan compleja, nos
llevaría varias vidas intentarlo. En el siglo XVII, el astrónomo Johannes
Kepler postuló sus famosas, y simples, tres leyes sobre el movimiento de los
planetas, y listo, resuelto el tema.
Lo
que hay en medio de la simplicidad y la complejidad es nuestra propia
ignorancia. Ignorancia entendida como falta de conocimiento y experiencia y
sobre todo… sentido común. El mismo sentido común que nos debería informar que
siempre vamos a pasar por la experiencia de no saber, no entender, no poder;
que viviremos enfrentados permanentemente a la experiencia de la
complejidad, la limitación y del caos pero que en lugar de aturdirnos y
empequeñecernos deberíamos atesorar estas experiencias retadoras que nos hacen
crecer y ser mejores, si queremos.
El
gran filósofo español Jaime Balmes hace una hermosa reflexión sobre la
inteligencia en su libro “El Criterio” primero recogiendo una sobrecogedora
reflexión de Santo Tomás de Aquino y luego reflexionando él mismo sobre el
tema. Aquí unos fragmentos…
“Cuanto
mas elevada es una inteligencia, menos ideas tiene; porque encierra en pocas,
lo que las mas limitadas tienen distribuido en muchas. Así los ángeles de mas
alta categoría entienden por medio de pocas ideas; el número se va reduciendo á
medida que las inteligencias criadas se van acercando al Criador, el cual como
ser infinito é inteligencia infinita, todo lo ve en una sola idea, única, simplicísima,
pero infinita: su misma esencia”. Sto. Tomás de Aquino.
“…los
genios superiores no se distinguen por la mucha abundancia de las ideas; sino
en que están en posesión de algunas, capitales, anchurosas, donde hacen caber
al mundo. El ave rastrera se fatiga revoloteando, y recorre mucho terreno, y no
sale de la angostura y sinuosidades de los valles: el águila remonta su
majestuoso vuelo, posa en la cumbre de los Alpes, y desde allí contempla las
montañas, los valles, la corriente de los ríos, divisa vastas llanuras pobladas
de ciudades, y amenizadas con deliciosas vegas, galanas praderas, ricas y
variadas mieses”. Jaime Balmes, El Criterio.
Eli
Goldratt decía que “el mayor enemigo del sentido común es la sofisticación”,
Leonardo Da Vinci afirmaba que “la simplicidad es la sofisticación suprema”.
Aunque en aparente contradicción ambos genios nos estaban diciendo lo mismo en
una brillante complementariedad.
En
resumen y de cara al tema de este blog, cuando usted se enfrente al complejo
(¿?) reto de establecer sus metas y al proyecto para alcanzarlas no se asuste
ni se abrume, no se ahogue en un vaso de agua ni en un oleaje tormentoso. Su
capacidad para reconocer lo importante, lo principal y realmente valioso lo
mantendrá a flote.
Tener
un corazón limpio, pureza de intenciones, fortaleza de carácter; ser justos,
humildes y sencillos nos ayudarán a “ver mejor” y podremos visualizar nuestro
presente y futuro con mayor nitidez. ¡Cuánto trabajo y esfuerzo nos espera!. Y
que bueno que sea así porque, a pesar del sacrificio, andaremos seguros,
confiados y alegres.
Nota
importante (para mí mismo): Simple no es sinónimo de fácil. Piense bien, hable
poco, haga mucho.
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